La empresa Solaris Purgaret, responsable de ejecutar el proyecto de derribo de la cruz de Ribalta, prevé iniciar las obras a finales de mayo o principios de junio.
Solaris Purgaret, con sede en la capital de la Plana, se hizo en abril con el contrato, después del proceso simplificado, al presentar una rebaja del 12% respecto al presupuesto de licitación. Esto significa un ahorro de aproximadamente 9.000 euros para las arcas municipales. El consistorio sacó a concurso la intervención por 71.000 euros y la cuantía de adjudicación es de 62.500 euros.
La ejecución de la retirada del símbolo tiene una duración de apenas seis semanas.
El proyecto contempla la restitución del espacio originario de 1926 y que desapareció años después cuando se instaló la cruz. En teoría, y conforme al acuerdo alcanzado por la Concejalía de Cultura con la diócesis Segorbe-Castellón en junio de 2021, será el obispado el que se haga cargo del lábaro. Todo apunta que será la parroquia de Santo Tomás, en el bario Rafalafena de Castellón su nueva ubicación.
Para llegar a ese momento, primero deberá resolverse el último recurso de Abogados Cristianos en el Contencioso-administrativo. La asociación pide al juzgado que paralice el proyecto urbanístico, ya que considera que la destrucción del monumento «atenta a la libertad religiosa»
En la anterior legislatura, en 2019, el colectivo ya consiguió frenar el derribo por sentencia judicial, lo que obligó al equipo de gobierno a apelar ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana. Un litigio que ganó finalmente el Ayuntamiento. No obstante, al alargarse tanto en el tiempo resultó imperativo iniciar casi de cero el procedimiento con un segundo expediente.