Desde hace unos meses los vecinos de la zona de Blasco Ibáñez, Plaza de Honduras, Plaza del Cedro y Ciutat Jardí de Valencia sufren las molestias de los botellones que centenares de jóvenes celebran bajo sus casas. De jueves a domingo, el descanso es casi imposible hasta altas horas de la madrugada. Y al día siguiente, conviven con la suciedad que dejan tras de sí quienes practican el botellón.
«Unos hemos cambiado todas nuestras ventanas, gastándonos un dineral; otros procuran huir los fines de semana a otra vivienda; y otros pasamos una noche horrorosa, llamamos a la Policía, y es una desesperación la que sufrimos los vecinos», explicó Pilar Page, vecina de Ciutat Jardí.